REGENERATIVE CITIES (CIUDADES REGENERATIVAS)
Por: Javier Gustavo Pérez Mendieta – Unidad de Análisis de Políticas
“Al comienzo del siglo XXI, la humanidad se está convirtiendo en una especie predominantemente urbana y este desarrollo histórico representa un cambio sistémico fundamental en la relación entre los humanos y la naturaleza”[1]. De esta manera, Herbert Girardet, comienza el libro titulado Regenerative Cities, dando cuenta de que el desarrollo urbano tiene implicaciones sobre diversos ámbitos.
El problema mayor, señala el autor, es que las ciudades han desarrollado unos hábitos de consumo de recursos y disposición de desechos que no se interesan por sus consecuencias, provocando daños ambientales que no son reparados. La idea, se señala, es crear ciudades no solo sostenibles, sino regenerativas. No solo consumir recursos de manera eficiente y tener una baja emisión de carbono, sino, también mejorar el ecosistema más allá de sus fronteras. En otros términos, una relación regenerativa entre las ciudades, sus zonas de influencia y los territorios más distantes de los que obtienen recursos e insumos.
En el repaso histórico del desarrollo de las ciudades, en una etapa previa, la de Agropolis, las ciudades, en ausencia de grandes y eficientes sistemas de transporte, se abastecían de los recursos necesarios de sus zonas de influencia circundantes. Esta relación hacía que estas ciudades sean autosuficientes, en un ecosistema de una dimensión reducida. La revolución industrial trajo consigo una gran concentración de actividades en las ciudades, junto con la ampliación y mejora de medios de transporte y carreteras que hizo muy fácil obtener los recursos necesarios para la ciudad, aún de lugares muy lejanos.
Actualmente, todas las funciones de las ciudades (producción, consumo y transporte) dependen de combustibles fósiles, por ello los autores denominaron a la etapa actual Petrópolis. Si bien las ciudades concentran grandes cantidades de población haciendo que la prestación de servicios sea muy eficiente en términos de costos, tienen un consumo de energía insostenible y consecuencias ambientales múltiples por sus patrones de consumo y la eliminación de desechos. No solo los recursos fósiles son finitos, sino que su consumo genera problemas de salud en su población por la contaminación creciente, una recurrencia mayor de tormentas y la elevación del nivel del mar, entre otros.
La dinámica del cambio identificada es que con el crecimiento acelerado de las ciudades se está incrementando la demanda y costo de la energía convencional, las emisiones de dióxido de carbono, la inestabilidad climática y el nivel del mar. Por otra parte, se ve un descenso de las reservas de combustibles fósiles, de los recursos naturales y del costo de energía renovable. Las buenas noticias, señalan, es que la producción y consumo de energía renovable están incrementando. Para 2010, por ejemplo, el 18% de la energía consumida en Alemania provenía de fuentes renovables. Para 2021, la información actualizada estableció que este porcentaje aumentó al 27%[2].
El objetivo de la propuesta, sin embargo, va más allá. Se trata de transitar de un metabolismo (economía) linear a un metabolismo circular de desperdicio cero, como sucede en la naturaleza. Mediante diferentes mecanismos se debería tender a reducir el consumo de bienes y energía, reducir la contaminación y procurar que los residuos orgánicos sean reutilizados y los inorgánicos reciclados. Las ciudades, también, deberían fomentar mejoras en la producción de alimentos, por medio de la agricultura urbana o el fortalecimiento de las zonas circundantes de campos agrícolas, en una lógica de economía circular.
Sin embargo, los autores señalan que: “Energía renovable, agricultura urbana y reurbanización con recursos eficientes son solo parte de la historia de crear ciudades verdaderamente regenerativas. Sobre todo, también necesitamos abordar la relación entre las ciudades y los ecosistemas más allá de sus fronteras, de los cuales seguirán dependiendo”[3].
En este punto, los autores insertan en el análisis el concepto de huella ecológica de las ciudades y las consideran como parte de un ecosistema. Las ciudades regenerativas deberán, por tanto, buscar maneras de equilibrar los efectos adversos generados en el medio ambiente con las acciones para regenerarlo. Mientras las ciudades dependan de recursos fósiles, deberán procurar capturar las emisiones mediante la reforestación o ampliación de bosques, por ejemplo.
En el tránsito de Petrópolis, una ciudad que basa su consumo en energías fósiles, a Ecopolis, el reto es encontrar las maneras para ayudar a regenerar los sistemas naturales de los cuales se aprovecha sus recursos. Las acciones desarrolladas a nivel local, también deberán estar acompañadas con políticas nacionales e internacionales que las fortalezcan. Los principios clave de las ciudades regenerativas son:
- “Política nacional: Marcos para permitir el desarrollo urbano regenerativo
- Política urbana: planificación urbana integrada y regenerativa como principio organizativo clave
- Ahorros verdes: reducción de residuos, reciclaje de materiales y reducción de costos
- Economía Verde: nuevos negocios y empleos por la protección y restauración ambiental
- Talento verde: invertir en habilidades técnicas, empresariales y laborales”[4].
Estos principios desembocan en acciones concretas sobre:
- Suficiencia energética, con menor consumo y mayor eficiencia de materiales.
- Desarrollo de la Ciudad Solar, priorizando la generación de energías renovables.
- Seguridad hídrica, mejorando la cosecha y reciclaje de agua.
- Cero desperdicio, reduciendo el consumo, reciclando y reutilizando.
- Comida local, fomentando mercados periurbanos y reutilización de desechos.
- Transporte sostenible, mediante el fomento de medios de transporte con energías renovables, ciclovías y vías peatonales.
- Ciudad y naturaleza, procurando la reforestación y el secuestro de carbono.
- Negocios verdes, eficiencia en el consumo de recursos y fomento de negocios verdes.
- Cultura de urbanización restaurativa, mediante educación y comunicación a la ciudadanía.
La propuesta de Ciudades Regenerativas es parte de varias iniciativas enfocadas en buscar la sostenibilidad de las ciudades, como la de “Ciudades biofílicas”, que se concentra en el aspecto ambiental en la relación de las personas con la naturaleza (Martinez Gaete, 2013) o la de “regeneración urbana” que se fundamenta en cuestiones de desarrollo humano particularmente en la rehabilitación de espacios públicos y la dinamización de las economías[5] (ONU Habitat, 2016). En todos los casos, se destaca la importancia creciente de las ciudades que concentran grandes proporciones de la población, de la producción y, por tanto, de los desechos en el mundo, sin embargo, también puede representar un ámbito privilegiado a momento de encarar iniciativas de regeneración.
Referencias bibliográficas
World Future Council (2010). Regenerative Cities. https://www.worldfuturecouncil.org/wp-content/uploads/2016/01/WFC_2010_Regenerative_Cities.pdf
MARTÍNEZ GAETE, Constanza (11 de febrero de 2013). ¿Qué hace que una ciudad sea “Biofílica”? Plataforma Urbana. https://www.plataformaurbana.cl/archive/2013/02/11/que-hace-que-una-ciudad-sea-biofilica/
ONU Habitat (2016). Regeneración Urbana. Jornadas de Trabajo Madrid España. https://unhabitat.org/sites/default/files/documents/2019-06/urban_regeneration.pdf
[1] Traducción propia
[2] https://www.nationalgeographic.com.es/ciencia/grandes-reportajes/revolucion-energetica-en-alemania-2_9762
[3] Traducción propia
[4] Traducción propia
[5] https://unhabitat.org/sites/default/files/documents/2019-06/urban_regeneration.pdf
Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan necesariamente una posición del Gobierno Autónomo Municipal de La Paz.
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