El secretario Ejecutivo de la Comuna, José Carlos Campero, presenta un libro que mira hacia adelante con esperanza, orgullo y visión integradora.
AMUN / 24-07-25
“El libro se ha hecho con amor”. Así, con una frase sencilla y luminosa, el secretario Ejecutivo de la Alcaldía, José Carlos Campero, resume el alma que respira entre las páginas de “La Paz en el Bicentenario”, una obra que no se limita a describir una ciudad, sino que la sueña, la proyecta, la reescribe hacia el porvenir.
Este no es un libro común. Es un ejercicio colectivo de fe en lo que vendrá. Un salto al vacío del futuro desde la cornisa paceña, donde pensar lo que aún no existe —lo que apenas se intuye— se convierte en acto de valentía. “Los bolivianos solemos mirar el pasado con el retrovisor, nos lamentamos, recordamos. Este libro nos propone lo contrario, mirar hacia adelante, y hacerlo con esperanza”, afirma Campero.
“Cada autor que participa en el libro aportó desde su experiencia, desde su campo, desde su sensibilidad, un fragmento del mañana. Un mañana que no niega las dificultades, pero que apuesta por ver las posibilidades: los valles ocultos de Hampaturi, las caídas de agua de Zongo, los paisajes donde la ciudad se convierte en selva, en niebla, en Amazonía”, comenta el también director editorial de la obra. La Paz, recuerda Campero, no es solo altiplano. También es humedad, es biodiversidad, es potencial dormido.
El libro se atreve a soñar que el desarrollo de la ciudad no vendrá de las fábricas humeantes, sino de la inteligencia de saber mirar su riqueza natural y cultural. “La sostenibilidad no está en la industria pesada. Está en los servicios, en el turismo responsable, en saber mostrar al mundo que esta ciudad puede ser una Bolivia en miniatura”, explica.


También hay una lectura profunda de lo que significa el crecimiento poblacional lento de La Paz, donde algunos ven estancamiento, el libro ve una oportunidad de planificar sin sobresaltos, de construir sin improvisar.
“Para algunos puede ser una un símbolo de que ya no estamos creciendo, que este no es un lugar bueno para vivir o desarrollarse, pero desde el lado de la planificación urbana o municipal es fundamental porque te permite tener certidumbre y certeza al momento de planificar y generar las inversiones necesarias para proveer servicios de calidad”, sostiene.
En su criterio es mejor tener ese crecimiento lento al que de la noche a la mañana va a explotar y se va a duplicar, como en otras partes del país, otras partes del mundo. “Una ciudad que crece a su ritmo permite prever, garantizar servicios, asegurar calidad de vida a largo plazo. Esa es la gran ventaja que tenemos como municipio”, acotó.



Desde lo político, Campero comparte lo plasmado por uno de los escritores: “debe quedar claro que La Paz mantendrá el poder político. Los próximos 200 años van a seguir teniendo a La Paz como centro de su desarrollo histórico y de un liderazgo inobjetable como sede política del país”.
“La Paz en el Bicentenario” no es solo un homenaje. Es una invitación a reimaginar el futuro, a reconstruir el orgullo paceño, no desde la nostalgia, sino desde la proyección. Es, en palabras de Campero, “una carta de amor escrita con letras de esperanza, donde el presente se convierte en puente entre lo que fuimos y lo que podemos ser”.
Y al final, cuando se cierran sus páginas, lo que queda es una certeza serena: esta ciudad, suspendida entre montañas y nubes, todavía tiene mucho por decir. Y lo dirá, como siempre, con coraje, con dignidad y con altura.
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